- Vivir las sensaciones.
- Ser consciente del impacto que una sensación genuina consigue.
- Identificar y analizar los elementos asociados a la generación de sensaciones (palabra, actos, ideas, imágenes, etcétera).
- Apreciar dichos elementos según las sensaciones que se deba generar en el cliente.
- Practicar en la generación de sensaciones positivas.
De acuerdo con los teóricos del mercadeo, la neuroeconomía aplica la neurociencia al ámbito de la decisión, y hace especial hincapié en la mercadotecnia. Por su parte, el neuromarketing toma los conocimientos de la neuroeconomía y los aplica a la adaptación de los productos al consumidor a través del marketing, la publicidad y, entre otras fórmulas, el packaging (elementos visuales). El Neuroselling, en cambio, busca aplicar en cascada todos esos conocimientos a la relación entre producto, cliente y vendedor en el mismo punto de venta y mientras se produce esa relación.
La experiencia de compra está relacionada con el placer que se experimenta ante un producto, servicio o su presentación y, entonces, su activación significará que se perciba la compra como una opción segura y así se está más cerca de tomar una decisión positiva.
Esa activación podrá deberse a diversos motivos, los que deben procurarse generar en el espacio y entorno del proceso:
- Estar en un estado de ánimo positivo.
- Que resulte familiar.
- Que se entienda que es una muy buena oferta o una ganga.
- Que alguien cercano ya lo haya adquirido y transmita su experiencia positiva.
- Que se sienta que con su adquisición, se forma parte de una mayoría o un grupo al que se desea pertenecer.
- Que la forma en la que el vendedor o asesor se relacione con el cliente genere confianza.
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